Donde don Mario dijo
“te vi emerger por un hueco de niebla
y pasar a mi lado sin llamarme”
descubriré nostálgico la huella
que dejaron sus versos en mi carne.
Donde don Mario dijo
“rápido como el río ha transcurrido
pero ocurre que el río no envejece”
apreciaré la vida que aún se mece
después de fallecido, entre sus frases.
Donde don Mario dijo
“el olvido está lleno de memoria”
renacerá el recuerdo dolorido
de un inmortal que es parte de mi historia.
Donde don Mario dijo
“Esta ciudad es de mentira”
una verdad sonora está escondida:
que sin él, la ciudad, está marchita.
Donde don Mario dijo
“Juntos vivimos
sucumbimos juntos”
se leerá que al partir a un nuevo rumbo
me legó la pasión que compartimos.
Y, por fin, donde don Mario dijo
“porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero”
en el futuro leeré mis sentimientos
hacia el poeta inmortal
que se ha hecho eterno.
“Quién hubiera dicho
que estos poemas de otros
iban a ser míos”.
“Quién hubiera dicho
que estos poemas míos
iban a ser
de otros”.